23 de junio de 2009

GARRET BROWN Y LA STEADYCAM EN THE SHINING

Garret Brown, “The Shining and the Steadycam”, American Cinematographer, Hollywood, Agosto 1980.



Me llevaron a visitar rápidamente los decorados, incluido el monumental, en exteriores, del hotel Overlook y aquel, inmenso y complejo, de la sala Colorado, con su circuito de pasillos, escaleras, y sala a dos niveles. Mi excitación aumentaba a medida que descubríamos un rincón detrás de otro, ya que cada recoveco inesperado ofrecía nuevas posibilidades a la steadycam. Habíamos empezado a convenir que yo alquilaría una parte del equipo mas sofisticado a Kubrick y que yo sólo estaría poco tiempo en Inglaterra, lo necesario para formar a un operador.


Pero mientras deambulábamos, adquirí la convicción de que me encontraba ante una ocasión prácticamente única. Kubrick no hablaba solo de planos de cascadas y escaleras. Pretendía utilizar la steadycam tal como había sido concebida, como un instrumento que permite situar el objetivo en el lugar y en el momento deseado, sin los límites habituales de la dolly y la grúa.



El decorado de la cocina era gigantesco, con pasos que serpenteaban entre los hornos y las neveras. Los decorados del apartamento eran maravillosamente exiguos. La suite 237 era elegante e inquietante. El hotel Overlook se convertía, en si mismo, en un laberinto. Lugares con una desproporción absurda para los actores que, sin embargo, acababan por ofrecer una impresión de claustrofobia. Eran decorados fabulosos para una cámara móvil.


Uno de los planos del que mas se ha hablado es la extraña secuencia en la que se sigue a Danny paladeando a gran velocidad por los pasillos en su cochecito de plástico. El sonido es ensordecedor cuando corra sobre le parquet para pagarse bruscamente cuando atraviesa una alfombra. El objetivo debía de encontrarse a algunos centímetros por encima del suelo y desplazarse muy cerca del vehículo delante o detrás de el.


Intenté hacerlo andando pero después de una toma de tres minutos estaba tan exhausto que hubiera sido incapaz de dar instrucciones para mi entierro. Además a esa velocidad, casi no podía acercar el objetivo a menos de 45cm del suelo. Decidimos montar la steadycam sobre el sillón con ruedas Ron Ford, prototipo que Stanley había contribuido a crear unos años antes y que todavía tenía a su disposición. Se trata de un aparato muy útil. Se puede desplazar en todas direcciones y el asiento se puede mover según las exigencias del plano. Así estábamos equipados para desplazar suavemente la cámara sobre las alfombras y el sobre el suelo a gran velocidad y a cualquier altura, hasta a algunos centímetros del suelo. El resultado, como se puede ver, es espectacular.