21 de septiembre de 2009

CRUISE ON KUBRICK


TOM CRUISE – Entrevista bonus del DVD Eyes Wide Shut.
Four Seasons Hotel, Hollywood, California. July, 12th, 1999.




"Me dijeron que él quería que Nicole y yo hiciéramos la película. Leí el guión, Nicole estaba rodando Retrato de una Dama (Portrait of a lady). Lo había leído allí y él dijo: “Te lo daré el día antes”, dijo: “Quédatelo el fin de semana, luego quedamos en unos días”. Quería demostrarle que podía confiar en mí, que podía decirme cualquier cosa, que nunca lo comentaría por ahí. Así que leí el guión y volé inmediatamente adonde él estaba, a su residencia. Aterricé en su residencia en helicóptero. Dije: “Lo siento, pero si no, son 6 horas en auto, estoy con mis hijos y no se me ocurría otra manera de llegar allí rápidamente y volver”. Él había preparado el aterrizaje. Recuerdo la llegada del helicóptero a su propiedad y él dándome las coordenadas para informar al piloto y enviándome un diagrama de donde quería que aterrizara el helicóptero. Recuerdo el aterrizaje, y estaba esperando, solo en el jardín, mientras aterrizábamos. Aterricé y hablamos sobre el tipo de helicóptero y cuantas horas he volado en estos helicópteros. Me enseñó los terrenos y recuerdo estar pensando: “Este hombre es mágico, es un hombre maravilloso”: Estaba tan nervioso que le dije a Sydney (Pollack): “Escucha, ¿que pasa si no me gusta una palabra? ¿Cómo va a reaccionar? ¿Qué digo? No quiero ofenderle”. Y Sydney estaba pensando: “Bueno, él es humano, ¿sabes?, sólo háblale”. Dije: “Por supuesto, sólo le hablo, acabo de hablar con Stanley Kubrick”.

Se lo dijimos desde el comienzo: “Cueste lo que cueste”. Me alegra que no ocurriera en nuestros primeros años de matrimonio. Habría sido muy difícil tener que enfrentarse a esos problemas, aunque ya teníamos un vínculo muy fuerte. Pero, ya sabes, aún estamos…Habría sido muy difícil para nosotros hacerlo. No digo que nuestro matrimonio se hubiera roto pero hubiera sido mucho más difícil. Hubo momentos en que fue muy difícil cuando estábamos rodando. Momentos con diferencias en los personajes y todas estas intensas emociones están allí y no puedes….Cuando estás a mitad de una escena, especialmente como Stanley y yó trabajamos no vas y dices: “Cariño, ¿Qué piensas?” Eres respetuoso y disciplinado sobre esto. Pero invade tu vida. Está allí. Está en todas partes. Trabajé cada día, excepto unos días, en la película. Estábamos Stanley y yo en los camerinos y Nicole muchas veces. Y estaba allí. Creo que él sabía (risas) por lo que yo estaba pasando.

Recuerdo que, en algún momento, cuando estábamos trabajando, te sientes frustrado algunas veces representando a un personaje como ése tanto tiempo, y sabiendo…..Por que cada escena necesitaba…Stanley decía: “Hay que hacer cada escena con este personaje. Cada momento con este personaje”. Y en momentos en que me frustraba conmigo mismo, algunas veces cuando no salía bien ¿Entiendes? Era como…”Mierda”….o sabes cuando no tienes esa chispa ese día o si estás cansado. Yo soy la causa de mis problemas por que me exijo mucho a mí mismo. Mucha gente decía: “¿Cuando regresas?” Por que yo tengo una compañía que dirijo. “¿Cuando regresas?”. Estaba hablando con Stanley y le dije: “Stanley, mira, no me importa el tiempo que lleve, pero tengo que saber ¿Vamos a terminar en 6 meses?". Por que ya llevábamos 6 meses rodando. “¿Puedo concertar reuniones?” Había gente esperando. Los escritores estaban esperando. Ya estaban pagados. Dije: “Stanley, no me importa. Dime si va a durar dos años”. Y él dijo: “OH Tom, no seas ridículo. Quiero decir, si dura tanto tiempo, todo lo que dicen sobre nosotros es verdad”. Y entonces empecé a reír a carcajadas. Le dije: “OK, de acuerdo Stanley”.

El último día del rodaje, un día que tanto había esperado como temido. Esperado por que para mí, ya era suficiente del Dr. Bill por un lado. Y temido por que no quería que terminase la experiencia con Stanley. Recuerdo que estaba saliendo y le di un beso y un abrazo. Dije: “Te quiero Stanley, lo sabes”. Él se volvió hacia mí, y fue un momento lleno de silencio. Era tarde en la noche y dijo ”Yo también te quiero”. Y el dijo “Gracias” y yo dije “Gracias”. Fue muy parecido al momento en que hablamos por última vez.

Compartí tres años de mi vida con este hombre…. (Cruise se quiebra, emocionado, suspira…silencio largo…). Interviene Jan Harlan:

Debió de resultarle increíble la noticia de su muerte, justo después de terminar la película. ¿Cuál fue si reacción inmediata?
Mi reacción inmediata fue de absoluta conmoción…y no podía creerlo (continúa perturbado, largo silencio)... Incluso cuando asistí al funeral, no me sentía muy bien. Estaba muy preocupado por Nicole y por la familia de Christiane, y preocupado por la película. Sé lo que supuso para él y para mí y mi mujer, mi co-protagonista, mi amor. Aún así asistí al funeral pensando. “En alguna parte…” Era ridículo, por que todavía en alguna parte de mi interior, pensaba que no era verdad. Dentro de mí quería creer que no era verdad, que iba ir y presentarme en la casa y que él estaría allí. Era ilógico y no lo era algo que yo realmente…Pero en alguna parte había una parte de mí que fue allí. No hasta que fuimos al lugar donde cenamos con Christiane, donde Nicole y yo fuimos la 1era vez y allí estaban Stanley y Christiane (silencio). Y allí estaba el ataúd y fue totalmente absurdo".

1 de septiembre de 2009

PROYECTOS: ARYAN PAPERS

Texto tomado del Stanley Kubrick Archives. 2008 Taschen GmbH.

De Mentiras en tiempos de guerra a “Aryan Papers”

Por Jan Harlan.

Durante décadas, Stanley se dedicó a buscar material para una película sobre el Holocausto. No le interesaba hacer un documental, sino que dentro de lo posible – aunque ni siquiera él estaba seguro de que lo fuera – buscaba una estructura dramática que condensara la información vasta y compleja en la historia de un individuo que representara la esencia de este infierno hecho por el hombre. Shakespeare consiguió condensar con éxito la esencia de la maldad en los personajes de Yago y Richard III, pero estas eran, sin duda, historias simples en comparación con la intensidad del Holocausto.



El ejemplar de Kubrick de Mentiras en tiempos de guerra.

En un momento determinado, Stanley pensó en lo que él denominó “una opción fácil”: una historia desarrollada en la industria cinematográfica alemana en que se utilizara la rutina cotidiana de la máquina de propaganda de Goebbels como decorado del drama, pero nunca encontró una historia que le satisficiera de verdad. Le gustaban las novelas y cuentos de Isaac Beshevis Singer, y me sugirió que me pusiera en contacto con el escritor para pedirle que escribiera un guión original para él. Corría el año 1976. Singer residía en New York y había vivido durante décadas rodeado de refugiados del régimen nazi. Pensamos ingenuamente que esa era razón suficiente para que el magnífico escritor creara lo que nosotros estábamos buscando. Creíamos que recopilaría todas las experiencias vividas y las combinaría con los amplios conocimientos históricos documentados de que disponía, y que luego moldearía este conocimiento a través de su mente y su pluma hábiles en una serie de personajes que habían sobrevivido al terrible drama de la persecución nazi.
Mi reunión con Isaac Beshevis Singer en su casa de Manhattan culminó en un “momento de verdad” que aún hoy sigue vivo en mí. Tras compartir una taza de té e intercambiar las cortesías de rigor, llegamos al motivo de la visita y le dije que a Stanley le gustaba mucho como escribía y que esperaba poder convencerle para que colaborara con un proyecto cinematográfico original sobre el Holocausto. Isaac me observó un rato en silencio y luego dijo que se sentía muy honrado con la petición, pero que no era capaz de hacer justicia porque, lo cito literalmente, “no conozco la historia de primera mano”. De vuelta al hotel, llamé a Stanley a Inglaterra y le expliqué lo que Singer me había contestado. Se limitó a comentar: “Creo que sé a que se refiere”. Se sentía herido, en cierto modo vejado. Stanley llegó a la conclusión de que era poco razonable insinuar que un escritor solo podía abordar este tema si lo había experimentado de primera mano. Pero también éramos conscientes de que este “tema” no era comparable a ningún otro.

Primera página del ejemplar de Wartimes Lies de Kubrick. Aparecen nombres de diversas actrices, quizá con vistas al papel protagónico.

La búsqueda siguió. En 1991 Stanley se entusiasmó al descubrir la novela Mentiras en tiempo de guerra (Wartime Lies), de Louis Begley. No cabía duda de que se había enamorado de la historia, un primer requisito indispensable para que empezara los preparativos de cualquier película. Se trataba de un relato personal de prosa brillante narrado a través de los ojos de un niño que utilizaba elementos autobiográficos y los traducía artísticamente con al competencia de la experiencia subjetiva de primera mano de un niño en un testimonio terrorífico. La historia narra el viaje a Polonia de Tania, una joven judía, y su sobrino pequeño, Maciek, donde quieren convertirse al catolicismo para evitar la traición y la captura. Ambos establecen una relación única a medida que luchan e intentan burlar al entorno hostil con “mentiras en tiempos de guerra” y conseguir los “documentos arios”.
Era impensable rodar la película en el Reino Unido, de manera que Stanley tuvo que desplazarse al extranjero. La sola idea de tener que pasar unos meses lejos de casa y en un país de habla no inglesa le atormentaba. No solo por que iba a dejar su casa, sino también a sus hijos, sus nietos, sus animales y la infraestructura cuidadosamente organizada de su vida cotidiana. Pero estaba tan entusiasmado con al novela de Begley y la idea de poder rodar la película de una vez por todas que estaba dispuesto a aceptar este cambio tan radical en su vida.
Mentiras en tiempos de guerra no se prestaba fácilmente a un guión. Stanley elaboró algunos borradores y finalmente llegó a un tratamiento lo bastante bueno como para preparar una planificación y un presupuesto. Propuso Aryan Papers (Mentiras en tiempos de guerra) a la Warner Bros., pero no cabía duda de que el guión, como la mayoría de los suyos, poseía una estructura esquemática y que la profundidad de cada escena tenía que trabajarse en los ensayos, un proceso lento pero habitual en Stanley. Yo ya había observado esta tendencia en películas anteriores y más adelante en Eyes Wide Shut. Era como si tuviera el guión muy preparado, con un concepto claro de algunas imágenes de la película final, pero con los detalles de las escenas y los diálogos aún por concluir. Esto significaba que los cambios podían surgir en cualquier momento y cuestionar todo lo que había escrito a conciencia él mismo. Desde el comienzo de una escena hasta el “gracias” final del equipo siempre pasaba mucho tiempo. Stanley era consciente de que cambiaría muchos detalles, pero de momento el guión de Aryan Papers solo era necesario para el departamento artístico, el proceso de casting, el vestuario, etc., puesto que las sutilezas y las capas ocultas, es decir, las señas de identidad de sus películas, llegarían con posterioridad. Stanley tenía la seguridad suficiente para entrar de lleno en el proceso de pre-producción.
Roy Walker era le diseñador de producción y Phil Hobbs, el coproductor. En Bratislava se contrató a un director artístico y a un director de producción. Barbara Baum y su ayudante trabajaron en el vestuario en casa de Stanley, en Inglaterra, mientras que yo negociaba con Rick Senat, el abogado que se encargaba de los negocios de la Warner Bros., el apoyo de distintas autoridades nacionales y locales de Praga, Brno y Bratislava. Phil Hobbs organizó oficinas y buscó “bosques polacos” alternativos en Dinamarca. Franz Bauer (director artístico de la aclamada Heimat de Edgar Reitz) y yo recorríamos Checoslovaquia y Hungría en busca de locaciones. Todos tomamos miles de fotografías que mandábamos diariamente a Stanley junto con la información recopilada por teléfono, fax y correo. Johanna ter Steege era la actriz elegida para interpretar el papel de Tania, y Joseph Masselo, el de su sobrino Maciek.


Johanna ter Steege, la actriz holandesa escogida por Kubrick para el papel de Tania.


Y entonces empezaron las dudas y la confusión. Steven Spielberg había comenzado el rodaje de su nueva producción, La lista de Schindler, en los alrededores de Cracovia. Uno de los jefes de la Warner Bros., Terry Semen, y Stanley comprobaron que, una vez más, el tiempo no volvía a estar de nuestra parte. La película anterior de Stanley, Full Metal Jacket, había sufrido en la taquilla debido al estreno de Platoon, otra película sobre la guerra de Vietnam que se había estrenado poco antes y que había tenido un éxito rotundo. Íbamos a enfrentarnos a la misma situación de nuevo. Entonces Stanley y Terry deciden aplazar Aryan Papers a favor de A.I.



A veces pienso que gracias a esta decisión Stanley se sintió aliviado. Pero también sé que se sentía decepcionado por tener que dejar de lado tanto trabajo hecho y que se sentía especialmente triste al no poder trabajar con Johanna ter Steege, puesto que estaba seguro de haber encontrado una actriz cuya interpretación catapultaría una nueva estrella al firmamento internacional y que daría a esta película oscura y grave el “brillo” necesario.
Stanley escribió lo siguiente en una carta dirigida a Barbara Baum: “La mantendré informada. Todo el trabajo hecho no habrá sido en vano”. No sabía que el aplazamiento sería para siempre.