Por Stanley Kubrick
Publicado en Sigth and Sound, invierno
de 1960-1961.
En mi opinión, la
novela perfecta para adaptar al cine no es la de acción sino, al contrario, la
que se centra en la vida interior de sus personajes. Con una novela de estas
características el adaptador no pierde en ningún momento el compás de lo que
piensa o siente un personaje en un momento dado de la historia. Y, a partir de
aquí, puede inventar la acción, que será correlativa al contenido psicológico
del libro, y adaptarla fielmente de una forma implícita, natural sin que los
actores tengan que recurrir a grandes declaraciones sobre el significado de sus
gestos.
Cuando una película u
obra literaria intentan decir algo realmente verdadero sobre la vida, deben
hacerlo indirectamente, para evitar las conclusiones fáciles y las ideas
preconcebidas. Su punto de vista debe estar completamente vinculado a un sentido de la vida tal como es, y tiene
que hacerse entender a través de una inyección sutil en la conciencia del
público. Las ideas válidas y auténticas son tan polifacéticas que no provocan
el ataque frontal. El público tiene que descubrir las ideas, y su emoción por
descubrirlas hace que estas ideas sean aún más poderosas. Las ideas deben
reforzarse a través de la sorpresa y el afán de descubrimiento del público, en
lugar de utilizar artificialmente determinados puntos de la trama, falsos
dramas o falsas dinámicas teatrales.
Suele decirse que una
gran novela es menos prometedora para el cine que una novela sencillamente
buena. No creo que la adaptación de una gran novela presente dificultades
distintas a la de una novela buena o mediocre, con la salvedad de que las
críticas siempre serán duras si la película es mala, incluso si es buena. Creo
que toda novela puede adaptarse con éxito, exceptuando las obras cuya
integridad estética puede quedar comprometida por la extensión. Por ejemplo,
aquellas novelas en las que la acción continua y variada es un componente
esencial de la historia, de manera que pierde mucho de su esencia cuando se le
eliminan determinados fragmentos.
La gente me ha
preguntado cómo es posible adaptar Lolita
al cine cuando la calidad del libro se debe en gran parte al estilo de la prosa
de Navokov. Pero la consideración de la prosa como algo más que un componente
adicional de un gran libro significa que no se entiende en qué consiste
realmente un gran libro. No cabe duda de que la calidad de la escritura es uno
de los elementos que convierten una novela en excepcional, pero esta calidad es
el resultado de la obsesión del escritor por una temática y un concepto, una
visión de la vida y una comprensión del carácter. El artista utiliza el estilo
para fascinar al espectador y trasmitirle sus sentimientos, sus emociones y sus
pensamientos. Es esto lo que tiene que adaptarse, no el estilo. La adaptación
tiene que encontrar un estilo propio, algo que se consigue cuando se alcanza la
comprensión del contenido. Y, al hacerlo, brotará una parte de la estructura
que se ha perdido en la novela. Puede que sea tan buena como la novela o no,
pero a veces puede llegar a ser incluso mejor en algunos aspectos.
“Creo que los cineastas que más han influido
en mi carrera son (sin ningún orden en especial): Chaplin, De Sica, Bergman,
Fellini, Hitchcock, Wells y Ophuls”- SK/1960
(a Charles Reynolds/ Popular Photography).
Muy raramente, en este
punto también interviene la interpretación de los actores. En el mejor de los
casos, el drama realista consiste en una progresión de estados de ánimo y
sentimientos que ejercen un efecto sobre los del público y transforman el
significado del autor en una experiencia emocional. Esto significa que el autor
no debe pensar en el papel y la tinta como herramienta de escritura, sino que
trabaja con carne y sentimientos. Y, en ese sentido, creo que muy pocos
escritores parecen entender lo que un actor puede comunicar emocionalmente y lo
que no. A menudo, en algún punto, el escritor espera que una mirada en silencio
exprese algo que sería una especie de jeroglífico si se explicara, y al cabo de
un momento el actor tiene que soltar una parrafada para expresar algo que
resulta bastante obvio para la situación y para lo que bastaría con una breve
mirada.
Los escritores suelen abordar la creación
dramática centrándose en exceso en las palabras, sin darse cuenta de que la
mayor fuerza que poseen son los estados de ánimo y los sentimientos que pueden
provocar en el espectador a través del actor. Suelen aceptar al actor a
regañadientes, y creen que probablemente arruinará lo que ellos han escrito en
lugar de verle como un medio de expresión de su escritura.
En este punto, cabe
preguntarse si la dirección es una continuación de la escritura. En mi opinión,
la tarea de un director reside precisamente en esto, lo que nos lleva a afirmar
que un escritor-director es el instrumento dramático perfecto, y los pocos
ejemplos en los que estas dos técnicas han convergido en una misma persona han
creado las obras más coherentes que existen.
Cuando el director no
es su propio autor, creo que su deber es mantenerse absolutamente fiel al autor
y no sacrificar ninguna de sus intenciones en pos del clímax o el efecto.
Aunque parece algo obvio, ¿cuántas obras de teatro o películas hemos visto en
las que la experiencia resulta emocionante e impresionante, pero, al terminar,
nos damos cuenta de que el fondo es más pobre que la forma? Este suele ser el
resultado de la estimulación artificial de los sentidos mediante la técnica que
se muestra indiferente al diseño interno de la obra original. En estos casos
sale a relucir la peor parte del culto del director.
Por otra parte, no
pretendo insinuar rigidez. No hay nada más estimulante que participar en el
proceso de crecimiento de una película a través de la colaboración vital entre
el guionista, el director y los intérpretes. Toda manifestación artística bien
ejecutada implica una lucha constante entre concepción y ejecución, y la intención
original se modifica constantemente hasta alcanzar la objetividad. En la
pintura, este proceso se da entre el artista y el lienzo. En el cine, se da
entre la gente.
1 comentario:
Genial blog estimado!
Imperdible material de quien para mi es el más grande de todos los directores de la historia del cine.
Publicar un comentario