Por Céline Hecquet, 6 de marzo del 2001.
2001 no tiene ni una arruga.
Para la cámara de inrocks.com, Christiane Kubrick, la esposa del director y de
Jan Harlan, cuñado y productor de la obra de Kubrick desde Barry Lyndon, evocan
las razones profundas de esta asombrosa
modernidad.
Jan
Harlan: La esencia de la película sigue siendo actual y lo seguirá
siendo en cincuenta años. Desde entonces ha habido avances técnicos, pero queda
esta cuestión insondable en el corazón de la película. No sabemos mucho sobre
este gran secreto que es la creación del
universo. Es lo que fascina a la gente, o no. Nos daremos cuenta quizá que el
estilo de la película es muy lento para el público actual. Ya lo veremos.
Christiane Kubrick: A menudo
se nos ha preguntado por qué El Vaticano se interesó por la película. La
respuesta es simple: el mundo está lleno de agnósticos en busca de un principio
básico, fundador, todos tenemos miedo de morir, con mayor razón creencias en las
cuales creer. 2001 contiene una gran cantidad de pistas de reflexión.
La única cosa que molestaba a
Stanley es que las imágenes, los decorados o trajes parecen pasados de moda en
comparación con lo que se hace hoy en día en cuanto a efectos especiales. Puede
parecer ingenuo en realidad haber querido mostrarlo de esa manera, pero creo
que el público sabrá verlo en el contexto de su creación: en 1968, nunca se
había hecho. Hoy en día, el espacio es tan oscuro y sucio. En la época lo
veíamos aún hermoso y brillante.
Curiosamente, también les
hará reír lo que pensábamos entonces: la película es mucho más entusiasta con
los avances tecnológicos, la exploración del espacio, con respecto a la
mentalidad de hoy en día. El vestuario se sostiene teniendo en cuenta que
podríamos haber exagerado: eres demasiado joven para recordar, pero todos
pensábamos que en 2001 vestiríamos en oro y plata, que pasearíamos en mini-jet
por los aires. Hay cosas que se han hecho, como los teléfonos móviles. Pero
esto no es lo que importa en mi opinión. La columna vertebral de la película
está intacta, siempre emocionante. Recuerdo haber pensado, cuando hablábamos de
la película en el Vaticano, que habíamos acertado muy profundamente en algo sobre lo que ellos creían tener la respuesta.
Jan Harlan: Recuerdo una buena
frase de Stanley para resumir su trabajo en la película: "Es el intento de un imbécil para contar algo
incomprensible"
1 comentario:
Muy buen artículo
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